miércoles, 26 de junio de 2013

PONER ETIQUETAS

Hace un tiempo leí en el blog Los días de Sofía una entrada sobre los motes y la forma que tiene la gente de etiquetar a los niños como "malos" por hacer cosas que se presuponen deben hacer los niños.
Entonces me di cuenta de que es algo normal y habitual a lo que restamos importancia, pero que supongo puede tener consecuencias importantes.

Desde que nacieron Repollete y Princesita se han mostrado como dos seres totalmente diferentes, son tan distintos que me cuesta encontrar un punto en común entre ellos.

Princesita es la alegría de la huerta, siempre lo ha sido, sonríe por todo, se rie de todo y tiene loquitos a todos los vecinos que en cuanto la ven dicen "¡Que simpática es!", y es cierto, es una niña aparantemente extrovertida que se gana a todo el mundo a su alrededor porque siempre sonríe. Pero claro, cualquiera que la conozca a fondo y profundice en su carácter sabe que tiene un carácter fuerte y un gran genio, y que como todos los niños del mundo mundial tiene sus rabietas y sus cosas de niña.
Como tiene ese carácter afable, nunca extraña a los desconocidos y es abierta a todo el mundo es una niña que enseguida se gana a todo el mundo lo cual provoca situaciones con respecto a Repollete bastante incómodas.

Mis suegros desde siempre han sentido debilidad por ella, es algo claro... porque ella es más fácil de llevar, porque ella no llora cuando los ve, porque ella no les extraña, porque ella siempre sonríe y no les pone muecas... y como esto es así llegan al punto de decirle cosas como "¡Tú si que eres simpática!" y cosas así delante de Repollete. Queda claro que como seres humanos que somos sentimos mayor afinidad hacia unas personas más que a otras, pero cuando se trata de niños deberíamos ser más cuidadosos y no alabar a uno sin hacerlo a otro.

Cuando nacieron los niños insistí mucho a mis padres en la importancia de atender las demandas de ambos y alabarlos por igual, Repollete siempre ha estado en segundo plano esperando a que alguien le dijera algo (sobretodo en casa de mi familia política), mi madre por ejemplo siempre ha dicho que aveces se le olvida la "existencia" del otro y que cuesta atender a los dos y más aún ahora que sus demandas son mayores. Es cierto que cuesta, es cierto que hay que alabar a los dos y estar continuamente atendiendo a sus necesidades individuales.
Lo importante es tener claro que son dos personas diferentes con necesidades y gustos diferentes y que por tanto no podemos tratarlos por igual y darles a los dos lo mismo y de la misma forma.
Es común en la gente cuando te para por la calle (esto ya no nos ocurre porque ya no vamos con la gemelar y ya no llamamos tanto la atención) que te pregunte cosas como ¿quien es el malo?, ¿quien domina a quien? o que hagan observaciones como que las niñas son más malas.
No, las niñas no son más malas sino que su cerebro funciona de otra forma y por tanto su forma de pensar y actuar es diferente, son más precoces y eso puede hacernos creer que por ese hecho son más dominantes.
Observaciones como esa me crispan bastante.

Si hay algo que he ido notando desde que nacieron Repollete y Princesita es que no se puede etiquetar.
Cuando nacieron Repollete era un gran demandante de atención, él lloraba primero por hambre o por lo que fuera, y ella quedaba relegada a esperar casi siempre, quizá porque no lloraba y se mostraba como una niña tranquila.
Cuando empezaron a andar la cosa cambió, Princesita empezó a mostrarse como una niña inquieta, nerviosa y muy observadora... en cuanto empezó a poder ir de un lado para otro descubrimos un espíritu inquieto totalmente diferente a lo que había sido en su primer año de vida.
En cambio Repollete empezó a ser un niño algo más tranquilo, quizá más inseguro, algo llorón y sobretodo excesivamente mimoso. Repollete tenía grandes rabietas porque aveces no entendíamos muy bien que quería o por llamar la atención.
Princesita empezó a ser una niña risueña y simpática y muy extrovertida, Repollete siempre me pareció algo más tímido, y cuando empezaron a hablar nos dimos cuenta de que ella era una cotorra (como yo) y él tímido como su padre.
Cuando yo ya pensaba que mi niño era un poco como su padre: tímido, vergonzoso y calladito dió un cambio radical y en este último mes estamos viendo un niño parlanchín, payasete, juguetón y alocado totalmente diferente a lo que parecía.
Está claro, tienen aún dos años y medio, sus personalidades se están formando y todavía nos deparan múltiples sorpresas. A día de hoy Princesita ya "no tapa" a su hermano, ambos tienen carácteres alegres e inquietos y sumamente observadores y si tengo que decir algo de ellos hablaré siempre en positivo.

Son muchas las ocasiones en que estando en algún parque he escuchado alguna madre decir lo pesados o cansinos que son sus niños y la guerra que dan, siempre he pensado que un niño da la guerra que tiene que dar y que muchas veces somos los adultos los que no dejamos que los niños sean niño.
Un niño no es malo, un niño tiene que jugar y retar aveces a los adultos para descubrir sus propios límites.
Deberíamos conocer un poco como funciona el proceso evolutivo de un niño para darnos cuenta de que todas las conductas que tienen están justificadas y sobretodo deberíamos dejar de etiquetarlos.
Cuando yo era pequeña fuí etiquetada por mis abuelos paternos como una antipática porque yo no era cariñosa, yo no era de ir a darles un beso por ejemplo, algunos de mis primos iban a por ese beso simplemente porque mi abuelo luego les daba cinco duros, yo no estaba interesada en esos cinco duros y no me vendí nunca por ellos. Asique yo fuí tachada de despegada o algo así.
Nunca me creí dicha etiqueta, siempre he sido una persona que ha ido muy a mi aire, y así sigo siendo. Durante años he tenido que escuchar como mi abuela hablaba de los logros y proezas de sus otros nietos, no muy diferentes a los míos, pero los míos como soy una rara pues no importaban demasiado jajaja....

La mayoría de los adultos creen que un niño tiene que comportarse como un mini adulto, y descubres a madres que hablan a sus hijas como si fueran adultas contándoles cosas que están fuera de lugar, ves como niñas que no llegan a los tres años van con su bolsito y sus cosas de maquillaje en el parque.
Sabes de niños que tienen la tarde atiborrada de extraescolares y a los que no dejan tiempo ni para jugar.
Nos empeñamos en vestirles de adultos cuando aún son pequeños y ves a niñas pequeñas con pantalones de leopardo o tacones...
Y les robamos su infancia... ahora los niños con 7 o 8 años ya no son niños... nos empeñamos en que crezcan a marchas forzadas.
Y nos empeñamos en ponerles etiquetas que al final los niños terminan por creerse, o la gente se empeña en que yo etiquete a los míos.

Los niños no son malos, hacen cosas de niños y punto... lo que pasa es que aveces en nuestras vidas llenas de estrés nos molesta topar con un niño como los míos que se dedican a "potrear" y no paran ni un segundo y nos gustaría tener un niño que estuviera "quieto parao" y que no nos diera trabajo.
Yo soy de esas madres del parque que no puedo parar ni un segundo sentada en un banco, mis hijos no son de ponerse con el cubo y la pala allí a mi vera, los míos son de ir y venir, saltar, correr... y claro tengo que enfrentarme a que me los califiquen de trastos o cosas peores cuando la realidad es que prefiero verlos corretear a que estén en un banco sentados zampando patatas fritas a cambio de no moverse.

Deberíamos dejar a los niños ser niños, y dejar de pensar que todo el mundo debe de entrar dentro de unos cánones, mis hijos son parlanchines, inquietos, nerviosos, observadores, curiosos, y hacen cosas de niños por mucho que se empeñen en preguntarme quien es el malo.


FRASE DE HOY: La vida no se nos ha dado para ser felices, sino para merecer serlo.

18 comentarios:

  1. hola me a gustado mucho tu post pq tienes toda la razon del mundo.
    Mi pequerrecho es un niño muy bueno que solo quiere descubrir el mundo que lo rodea como cualquier bebe de 19 meses pues segun su abuela siempre esta haciendo mal y lo que hace lo hace por hacer mal , a mi me pone histerica hasta el punto de no querer llevarlo a su casa para que no lel moleste.

    sigue asi con tu blog me gusta mucho

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Pues ya me dirás tú que mal va a hacer un pequerracho de 19 meses que lo único que quiere es descubrir elmundo que le rodea... lo que sucede es que a los adultos se nos olvida que una vez fuimos niños... un abrazo.

      Eliminar
  2. Cuanta razon!! Cuanta razon!! Me ha gustado este post. Yo tb estoy arta de escuchar comentarios del tipo: tiene cara de mala... como hablaaa, seguro que es un bicho... No para ni un momento, esta niña agota... Y bla bla bla... Y si, mi hija habla por los codos, es feliz, risueñua, simpatica, muy nerviosa, y con mucho caracter, xo hace cosas de niños como cualquier otro, tan sencillo cmo eso! Un beso

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. lo que sucede es que a la mayoría de los adultos les gustaría tener un hijo mueble, vamos un nene bonito que lucir, pero que esté quietecito y no moleste... y eso además de que dudo que exista sería muy aburrido. un besazo.

      Eliminar
  3. En lo de las etiquetas estoy de acuerdo, ya sabes, la profecía autocumplida. A mi me pasó una cosa parecida como a ti con tus abuelos, jajajaja, lo que pasa es que yo iba por épocas. En lo que no estoy del todo de acuerdo es en que no hay niños malos, por que la realidad es que hay niños 'con maldad' y suena mal decirlo, pero es cierto. Eso no quiere decir que haya que generalizar diciendo que un niño revoltoso es malo, son conceptos diferentes. Yo he tenido niños que lanzaban la silla por el aire con le unica intención de darle a otro niño, he tenido niños que arañaban a otros solo por hacerlos llorar y luego reírse.... Y no te hablo de niños de 2 años por que he trabajado con niños de hasta 12 años. Hay niños con mucha maldad y niños trastes, solo hay que saber diferenciarlos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. suena bastante mal decir lo de maldaz, yo creo más bien que a los niños los hacen malos las experinecias que vivien y el entorno, me niego a pensar que podamos nacer malos, no se...
      pero claro aquí la que tiene experiencia con niños eres tú jajaja... que yo solo conozco a los míos y desde hace bien poquito jajaja... un beso

      Eliminar
  4. A mí me repatean las etiquetas, los niños son niños y pueden ser más tranquilos, más inquietos, más ocurrentes, menos...más "trastecillos"...pero es que es lo que tienen que hacer. Y por eso siempre contesto a alguien que pone una etiqueta (sea quién sea y me da igual lo que piensen de mí). Lo que no es normal es que porque mi hija algún día no quiera dar besos o no quiera hacer lo que un adulto quiera, haya que etiquetarla...eso sólo demuestra que el adulto está expresando su rabia a través de un "insulto" o etiqueta dirigida al niño-a porque no ha hecho lo que tú has querido. Es que el niño-a no es un muñeco y da los besos cuando le apetece y hace lo que le apetece (dentro de unas normas, se entiende)...y al igual que tú no llegas al supermercado y te pones a darle besos a todo el que te encuentras, o en el médico o donde sea...¿por qué tiene que hacerlo un niño? si le apetece que lo haga y sino que no lo haga.
    Y con las etiquetas, lo único que consiguen (y ya digo, sean quienes sean...me da igual el parentesco que nos una) que de dos veces, vayamos una. Y mientras más etiquetas ponga, más voy a contestar y aplicar técnica de disco rayado para que se entere bien de que mi hija no es ni así ni asá...es como es, y quien no la acepte como es...ya sabe.
    Ala, vaya si me he desahogado, ja ja...es que me repatean las etiquetas...se ha notado, no? y tú que tienes dos iguales, me parece de muy mala educación y de ser muy bajuno tener palabras de elogios para uno y el otro qué?? es que me parece fortísimo...por favor que son niños!!!!
    Un post profundísimo y que da para bastante

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. El tema besos merece un post aparte la verdad... eso de ir besuqueando a todo el mundo no acabo de entenderlo, de niña no lo hice y claro por eso me etiquetaron de rancia jajaja..... un beso.

      Eliminar
  5. Odio el labeling. Lo más gracioso es que el que pone etiquetas a los hijos de otros, siempre deja las mejores para los suyos. ¡Me repatea éso!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. HOmbre pues claro... REpollete y Princesita son perfectos... jajaja...

      Eliminar
  6. Totalmente de acuerdo, les hacemos crecer muy deprisa y en general la gente hablamos y etiquetamos... una pena. Me he quedado un poco rallada con que te preguntaran quien dominaba a quien... en fin. Un beso

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Si, y también quien es el malo... eso cantidad de veces he tenido que escucharlo...

      Eliminar
  7. Ya sabes que muchas veces he dicho que las palabras son una arma poderosa, tanto para ayudarnos como para hundirnos. También muchas veces he comentado tanto en el mio como en otros blogs que la palabra Tonto tendría que borrarse del vocabulario con el que se habla a un niño, así como el uso indebido del verbo ser. El niño no es malo, el niño como bien dices, es un niño y juega, corre, no para y quema más calorias en el parque que todo el pelotón en la vuelta ciclita a Francia juntos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Tienes razón jamás deberíamos llamar ni tonto ni malo a un niño. Un besote.

      Eliminar
  8. Tienes toda la razón. Pretendemos que los niños sean adultos en miniatura y encima pretendemos que sientan que nos han decepcionado si no lo consiguen. Un besote.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. No hay nada que me guste menos que ver a padres hablar con sus hijos de temas totalmente de adultos, o dándoles explicaciones que no corresponden. Un abrazo.

      Eliminar
  9. Ahhh!!! cuanta razón tienes!! a mi es un tema que me toca la fibra.... mi hijo, que va a hacer ahora 3 años, es muy movido, no para un momento, pero no es malo para nada, a ver, tiene sus momentos, pero como todo el mundo... y mi suegra siempre está con la cantinela de que es malo, que que malo eres, que si haces eso ya no te quiero...y a mi me pone de los nervios.... yo también he optado por ir las menos veces posibles a su casa con el niño, por que al final, todo o que hacía el niño estaba mal... ella le ensena sus figuras de cerámica, mira, mira que bonitas, ves que cosas más chulas tiene abu??? pues el niño, iba, y las tocaba..¡¡no cariño, no seas malo, que eso no se toca!! ostras! pues no le enseñes las cosas que no puede tocar!!!! Ufff!!!! es un tema complicado....pero a mi me toca la fibra...cada vez que estamos con ella, por su boquita no para de salir la palabrita.... le provoca, le pone como una moto, hiperexcitado, y de repente, cuando ella se cansa, hay que parar de golpe...no señora... así no funcionan las cosas....!! el necesita su tiempo para relajarse...pero claro, entonces el es malo por que quiere seguir jugando...

    AisHHH me pongo mala!!!!

    por cierto, me encanta tu blog! hace mucho que lo sigo, pero no suelo comentar...solo que este tema... me ha tocado la fibra!!

    besos

    Alma

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Alma gracias por animarte a comentar. Decirte que jamás habría que decirle a un niño que no se le quiere, me parece minar su autoestima de mala manera.
      Dejemos a los niños ser niños. Un beso y gracias por pasarte.

      Eliminar